Para empezar, esta semana quiero recomendar una obra de arte del pintor belga René Magritté, El hijo del hombre, ésta surrealista obra, fue pintada originalmente en el año 1964 como un autorretrato y consiste en un hombre, vestido de traje con una cortaba roja, y con el típico sombrero de bombín parado al lado de una pequeña pared que le llega a la cintura, detrás el mar y un nublado cielo. Lo más interesante y llamativo de esta obra de arte es que la cara del hombre en cuestión está completamente tapada por una manzana verde.
Muchos aseguran que el nombre hace referencia al actual hombre de negocios siendo el hijo de Adán (de la historia de la creación de Abraham) y la manzana representa la tentación con la que todos todavía debemos enfrentarnos en el mundo moderno.
La habia visto ya en varias ocasiones, pero me enamoré de ésta pintura cuando la vi en la película The Thomas Crown Affair, en la que el director, magistralmente creó una secuencia, al final de la película que le da movimiento a la pintura, y hace que ese hombre, que no tiene rostro salga de la pintura, y se mueva por los caminos de la vida.
Es una de mis pinturas favoritas, pero también su autor es de los mejores que el surrealismo nos puede dar, junto a Miró y Dalí, de los cuales hablaremos después.
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